jueves, 1 de marzo de 2012

No a la posada lleva este camino

Ricardo Virhuez Villafane / Lima


Poesía escrita con la sinceridad de la pasión. Igor Calvo, con su libro No a la posada lleva este camino (publicada en Pucallpa en 1969) estalla de luz en el pantano. Habitante de su tiempo, moderniza su estilo con metáforas precisas y ritmo abierto. Su lenguaje fue, hasta cierto punto, novedoso para las letras amazónicas; posee, además, seguridad estilística y una búsqueda dramática de sentido universal. Por ello es libre y ardoroso: "¡Oh, mano que recuerda, guante/ que diriges mi vida, amordaza este amargo/ silencio, y que los cauces secos/ no sean más/ camino, agua presente, fuego!". La duda lo acompaña para afirmarse en la crítica. Cuidadoso y oblícuo en su mirada pesimista, eleva su decisión en los tres últimos poemas. Hay una ternura que no alcanza las orillas de Pedro del Castillo, y una ironía narrativa por encima de todo accidente. Ante todo artista, Igor Calvo no baja la guardia hacia una poesía social o más humana, pero dedica su libro "al heroico pueblo de Vietnam y a Javier Heraud". Un tanto lejanos resuenan los ecos de la poesía de los sesenta, pero no así su limpidez formal, que para el entorno amazónico destaca con luz propia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario