Miguelina Acosta. |
Elizabeth
Caviedes Torres / UNMSM
Miguelina Aurora
Acosta Cárdenas nació en el departamento de Loreto el 23 de noviembre del
año 1887, según consta en su partida de bautismo. Hasta este momento se venía
manejando para su nacimiento la fecha del 23 de octubre, que es la que consigna
su gran amiga Dora Mayer en sus Memorias. Acerca de la ciudad de su nacimiento,
Elvira García y García afirma en su obra La
mujer peruana a través de los siglos, que fue Moyobamba. Sin embargo, en sus
documentos universitarios figura Yurimaguas como su ciudad de origen. No
sabemos todavía con certeza cual de las dos ciudades fue su ciudad natal, pero
indudablemente fue loretana.
Debido a que en
su ambiente familiar se vivió una atmósfera de libertad, de equidad y de unión,
Miguelina siempre se caracterizó por su independencia, era dueña de un espíritu
libre y de una gran generosidad.
Como hija de un
cauchero, tuvo la oportunidad de viajar y estudiar en Europa. Conoció distintas
ciudades y aquí tuvo contacto con nuevas y más avanzadas ideas. A su regreso y
con la decisión de establecerse en Lima quiso ingresar en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
Se encontró con
un obstáculo, pues no obstante su preparación no fue recibida por faltarle los
documentos que certificaran haber cursado estudios secundarios. Así que se
propuso volver a realizar dichos estudios en conformidad con el plan vigente en
ese entonces. Una vez con los certificados pudo ser admitida como alumna en la
Facultad de Letras, donde no sólo tuvo que sobrellevar burlas de algunos
compañeros a las que supo hacer frente con un proceder correcto y algunas
muestras de su carácter, sino también con el desdén de algunos profesores.
Una vez que
terminó sus estudios en la Facultad de Letras, ingresó en la Facultad de
Jurisprudencia y Ciencias Políticas en donde se graduó en el año de 1920 con la
tesis “Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica social
de la mujer”. Más tarde, obtuvo el grado de doctor con la tesis: “Reformas
necesarias del código civil común peruano tendientes a hacer efectiva la
igualdad civil y jurídica del hombre y la mujer”.
Fue la primera
abogada en el Perú que abrió su estudio al público, y ejerció su profesión
defendiendo causas obreras y de mujeres. Asimismo, fue presidenta de la
Federación de Universitarias Peruanas que congregaba a estudiantes
universitarias y profesionales. Esta federación tenía como objetivo mantener un
intercambio intelectual con todas las instituciones femeninas del país y del
extranjero, especialmente con las de índole estudiantil. Entre sus propuestas
se encontraban generalizar la educación secundaria para las mujeres e
incrementar las organizaciones obreras femeninas. Para conseguir este objetivo,
se propuso desarrollar un plan de extensión universitaria, organizando
comisiones de propaganda y enseñanza.
Estuvo
comprometida con las circunstancias de la sociedad de su tiempo. Fue integrante
de la Asociación Pro-Indígena y codirigió el semanario La Crítica junto con
Dora Mayer entre los años de 1917 a 1919. Aquí también fue redactora y hacían
visibles cuestiones que para otros medios escritos quedaban ocultos.
También, fue
secretaria de las asociaciones feministas Evolución Femenina, Sección femenina
de la Liga Agraria y de su anexo El Bazar Nacional. Fue socia honoraria de la
Sociedad Labor Feminista y presidenta del Comité femenino Pro-Abaratamiento de
las Subsistencias.
Participó en la
Conferencia Pan Americana de Mujeres que se llevó a cabo en Lima en 1924, con
la ponencia Creación de maestros rurales ambulantes. Formó parte de la Liga
Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad en el Perú.
Estuvo muy
cercana al movimiento obrero, sobre todo al anarcosindicalismo. Es así que,
pronunciaba discursos en las conmemoraciones de las organizaciones obreras,
tanto como en las sedes de la Universidad Popular Gonzáles Prada. Fue
simpatizante de las ideas anarquistas, ya que éstas no sólo propugnaban una
sociedad más justa, sino que reconocían un papel importante de la mujer en el
proceso de transformación que proponían.
Siempre
preocupada por la educación y convencida de que con ésta se lograría una
sociedad más equitativa, defendió una instrucción racionalista y laica para las
mujeres. Es por ello que se dirigió a las mujeres obreras, para que cultivaran
sus mentes y de ese modo destruyeran la ignorancia, al igual que los prejuicios
que obstaculizaban el desarrollo de su papel de formadora de las futuras
generaciones. Para tal propósito, decía ella, era necesario que asistieran a
los centros donde se impartían los conocimientos que las emanciparían, tales
como las universidades populares, de tal modo que adquirieran una cultura
integral.
Defendió el
derecho de las mujeres al trabajo y a un salario justo, de la misma manera que
reflexionó acerca del respeto hacia la mujer tanto en las esfera doméstica como
en el ámbito público, declarándose en contra de que las mujeres fueran
tuteladas.
Sus ideas
indicaban una mente lúcida y progresista pero por ellas y por ser mujer, tuvo
algunas dificultades al ejercer su profesión y se le cerraron algunas puertas.
Aún esto no la desalentó y continuó dictando clases en las escuelas de
capacitación obrera dirigidas a mujeres, donde también disertaba acerca de los
derechos de la mujer. Asimismo, fue profesora de la Universidad Popular Gonzáles
Prada en Jauja.
Escribió
artículos para diferentes publicaciones, entre ellas La Crítica, en los últimos
años de la década de 1910, El Obrero Textil y en Amauta durante la década de
1920. Miguelina Acosta Cárdenas hizo unas precisiones a propósito de la región
de Loreto, que José Carlos Mariátegui menciona en el capítulo Regionalismo y
Centralismo en su obra 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.
Esta mujer que
creía firmemente en sus principios, falleció el 26 de octubre de 1933. Tuvo una
vida muy frutífera y su legado le sobrevive, muchas de las cosas que las
mujeres disfrutamos hoy se lo debemos a mujeres que, como ella, supieron luchar
aún con las condiciones en contra.
Este es un esbozo
de un estudio más amplio sobre Miguelina Acosta Cárdenas. Es importante conocer
su obra, ya que no sólo forma parte de la historia social en nuestro país, sino
también de la historia de cada una de nosotras, las mujeres.
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Este texto es un
trabajo muy inicial sobre Miguelina Acosta Cárdenas y su versión original fue
escrita para otro blog con algunas imprecisiones que una mayor investigación
permitió corregir. Esta es la versión actualizada de aquel texto. Nótese el
cambio en la fecha y lugar de nacimiento, éste último no figura en la partida
de bautismo. La fotografía que acompaña este texto me fue proporcionada por el
historiador Walter Huamani.
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