jueves, 1 de marzo de 2012

Viento del olvido

Manuel Marticorena Quintanilla.
Ricardo Virhuez Villafane / Lima


Un poemario, Viento del olvido (Iquitos, 1998), y un autor, Manuel Marticorena Quintanilla (nacido en Arma-Huancavelica), abren de pronto las puertas de una sensibilidad distinta y novedosa para la poesía amazónica. 


En primer lugar, porque el referente de todo el poemario es andino, incrustado en el corazón de la selva amazónica. Lo cual es importante de señalar si consideramos que la mayoría de escritores locales ha intentado, desde la magia, el folclore ribereño o la imaginería indígena, expresar un sentimiento o una identificación amazónica. 


Que Manuel Marticorena insurja desde la óptica andina parece obedecer, más bien, a criterios no regionalistas sino literarios. No describe la selva húmeda. No intenta teorizar sobre los caracteres del hombre amazónico y su supuesta tipicidad. Y no habla, en fin, sobre esta región pródiga y calurosa donde radica. 


Pero su sentimiento sobre la selva está allí, late describiendo otros rincones, emerge tímidamente con otros rostros y otros nombres. Poesía de la memoria o canción de la nostalgia. Lo cierto es que Marticorena recorre con la mirada del recuerdo a los amigos, familiares y paisajes de Arma, su pueblo natal. El aire frío de los Andes se desprende de sus imágenes sencillas. Y el calor humano que lo envuelve todo. Y el sincero clamor de justicia. He allí los tópicos comunes de una primera lectura. 


Pero si recordamos Composición del tiempo de Armando Almeida, comentábamos que inauguraba para la poesía amazónica otra sensibilidad, otro aliento. Sus referentes ribereños y campesinos se acercan, ahora, al universo campesino de Marticorena, y confluyen en una misma voz, acaso en un mismo sentimiento. Viento del olvidopermite la continuidad de esta experiencia, de la que no se hallan ausentes poetas como Carlos Fuller y Eleazar Huansi. Poesía popular, ciertamente. Pero bella poesía. 


Referirse a realidades andinas pero expresar un sentimiento amazónico puede parecer una afirmación incómoda. Sin embargo, más allá de los lugares comunes y las apuestas chovinistas, no lo es. Más aun si constatamos que las experiencias que interesan al poeta no son las urbanas ni turísticas, sino las marginales, las de los campesinos y ribereños, con quienes convivió muchos años antes de establecerse como catedrático en Iquitos. Manuel Marticorena ha sabido comparar, diferenciar y establecer semejanzas y afinidades.


 Poesía andina dentro de la selva, ¿por qué no? O acaso poesía amazónica de carácter andino. En todo caso, una poesía que conjuga los sentimientos más nobles de los hombres con la ternura cálida de la palabra creadora.

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