Ricardo Vírhuez Villafane / Lima
Me leí de un tirón el libro Ciro Alegría y la Amazonía peruana, de Manuel Marticorena, quien explora las diversas formas en que nuestro clásico novelista aborda y conoce la selva, sus habitantes y sus avatares, desde la novela La serpiente de oro hasta su póstumo libro El sol de los jaguares, editado por su viuda Dora Varona.
Se trata de un estudio detallado y exhaustivo, pedagógico y sencillo, para entender no solo la relación de Alegría con la selva, sino también su solidaridad con los indígenas que sufrieron el genocidio cauchero, y con el inhumano sistema de explotación con que (hasta nuestros días) se intenta gobernar la Amazonía, a cañonazos como Ramón Castilla o con asesinatos colectivos como actualmente Alan García al igual que los caucheros del pasado siglo XX. Ciro Alegría denuncia y acomete contra estas injusticias, y es un importantísimo valor adicional a su trabajo creativo.
Sin embargo, más allá de una explicación pormenorizada de esta relación, quedan algunas preguntas relacionadas con el análisis del habla literaria del poblador que se supone amazónico, y que más bien parece de un arcaísmo constante en casi toda la obra de Alegría. Es decir, resulta difícil reconocer la oralidad amazónica en los textos de Ciro Alegría, aquella que está insuflada de quechua, cocama, iquito, etc, y más bien tiene en el contexto literario registros del castellano arcaico. Lo mismo pasa con los temas tratados: la mayoría son interpolaciones hispanas o europeas antes que parte del suministro creativo amazónico, aunque esa interpolación haya poblado la imaginería mestiza en buena parte de la floresta.
De ser así, tendríamos que la relación de Ciro Alegría con el medio geográfico y la cultura que la anima está más íntimamente ligada con los Andes que con la Amazonía, una hipótesis no muy difícil de demostrar a partir de su hermosa trilogía (El mundo es ancho y ajeno, Los perros hambrientos, La serpiente de oro), y que sus cuentos propiamente amazónicos de El sol de los jaguares obedecen más a la imaginería occidental (es decir, poblada de leyendas europeas transplantadas por curas y hacendados) que a la creación oral indígena o mestiza ribereña.
De todos modos, Ciro Alegría y la Amazonía peruana es un libro que informa y nos procura interrogantes, un valor importante para cualquier libro y cualquier estudio sobre nuestro mayor novelista clásico (junto a José María Arguedas) del siglo XX.
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